martes, 19 de febrero de 2013

Asumir la responsabilidad

Responsabilizarnos por nuestra vida es una obligación, un privilegio, un mandato de Dios y la existencia a el cual no podemos renunciar. Debemos responsabilizarnos de lo que sabemos y de lo que no sabemos, de nuestras verdades y de nuestras mentiras, de nuestra enfermedad y de nuestra curación, y en definitiva, de la vida y la muerte.
No podemos ni debemos negarnos a la convicción de que nadie más puede responder por nosotros. Aunque sea cierto que haya hechos o situaciones que se empeñan en hacernos sufrir o hacernos desgraciados, en última instancia depende de nosotros la forma cómo encaramos los acontecimientos y situaciones que nos pudieran desgraciar la vida.
Nunca debemos esperar que la vida sólo nos traiga placer, éxitos, satisfacciones, nosotros no gobernamos el mundo, ni decretamos el sitio, el espacio y con quienes queremos convivir, pero si somos dueños de cómo reaccionar cuando aparezcan los fracasos, las pérdidas o las desgracias. Alguien lo explicitó de manera terminante: " No podemos evitar las calamidades y las tragedias que tengamos en la vida, pero somos dueños, tenemos la potestad de cómo reaccionar ante ellas ".
Responsabilidad es la capacidad de dar respuesta, de responder a los acontecimientos de la vida, encontrale significado a la enfermedad o la tragedia, vivirla hasta sus últimas consecuencias y declararse el único responsable.
El mayor daño que nos causa la adicción es que nos vuelve volubles, mentirosos, irresponsables, hasta llevarnos al robo y al delito. Hay quienes no sólo terminan en suicidas de su propia suerte sino en francas amenazas para la sociedad, y destructores de su propia familia; se han dado casos de fraticidios y parricidios.
Dice el Doctor Jacques Mabit " un toxicómano es una persona que busca, de forma inconsciente, su propia iniciación en el mundo espiritual, pero lo hace sin guía y en malas condiciones, por lo que en lugar de liberarse, acaba en el infierno ". En una palabra buscando el Cielo termina en el Infierno. 
Si nos convencemos que nuestro desencuentro y sufrimiento fue un intento de crecimiento espiritual, las llamadas noches oscuras del alma, algo así como la pasantía por un infierno personal, pueden conducirnos a profundas transformaciones psicológicas y espirituales, y podemos terminar realizando los sueños que alguna vez tuvimos.
En realidad lo único que nos puede fracasar en la vida es la convicción de que no hay nada que hacer, nadie más que nosotros mismos podemos decretar nuestra derrota.
Es entonces cuando no creemos en nada, dicho sea de paso, porque no creemos en nosotros mismos, decimos, ya todo está perdido, perdemos la noción del tiempo, vida y muerte nos son indiferentes, Qué extraña puede ser la vida cuando hemos perdido la identidad ?.
Asumir la responsabilidad de nuestras vidas es la convicción inquebrantable de que sólo en nosotros está nuestra salvación. De allí que la pregunta más importante para el ser humano, no es si Dios existe o no existe, sino Quién soy Yo ?. Nunca podrás encontrar a Dios antes de haberte encontrado a ti mismo. De allí que un maestro Sufí dijera " Viajando ininterrumpidamente hacia afuera te encontrarás con el Universo, viajando ininterrumpidamente en tu interior te encontrarás con Dios ".


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