miércoles, 30 de enero de 2013

La aceptacion

Todos los seres humanos somos únicos, no hay dos seres humanos iguales: hablamos mucho de individualidad lo cual significa la originalidad propia de cada persona, sin embargo, funcionamos como personalidad la cual tiene que ver con modelos comunes a una sociedad en un momento determinado.
El día que todos nos reconozcamos como individuos, habremos dado un gran paso en el sentido de eliminar la razón de ser de la competencia, y algo más imortante aún, nos habremos aceptado tal como somos, porque no nos estamos cualificando con parámetros ajenos. Ese día venturoso habrá desaparecido un alto porcentaje del sufrimiento de la humanidad.
En la medida que desconocemos nuestra unicidad, y nos dejamos definir por juicios de otras personas, estamos echando las bases para vivir cuestionando lo que supuestamente somos.
En realidad, generalmente, estamos sufriendo de la misma enfermedad, no nos aceptamos como somos, y consecuencia de ello tampoco aceptamos a los otros. Una vez que nos aceptamos somos capaces de aceptar y ayudar a que los otros se acepten; en tal situación nos vemos favorecidos por esa verdad comprobada una y otra vez: " los demás no nos quieren por lo que somos sino por cómo los hacemos sentir ".
Deberíamos descartar aquella idea peregrina del cómo deberíamos ser, y remplazarla por la filosofía de que la gente es bella sea como sea, por el sólo hecho de ser la obra de un creador divino que da a cada uno su forma y su valor.
La naturaleza no tiene jerarquías, en la naturaleza nada es bello y nada es feo, en la naturaleza no hay necesidad de volverse otro para ser aceptado; ni presenciamos la inconformidad de una rosa porque no fue flor, o de una rosa blanca porque no fue azul.
Si quieres salirte de ese mundo de comparaciones y rivalidades lo primero que tienes que hacer es no juzgarte a ti mismo; acéptate tal como eres, cualquiera sean las condiciones, defectos o virtudes que puedas tener, sé tu mismo. Tu responsabilidad por ti es ser lo que Dios te hizo.
Si la naturaleza me ha hecho tal como soy, es pretender estar por sobre la voluntad divina imaginarme siendo otro. Soy mi ser esencial, el que puede cambiar es mi ego. Tu responsabilidad por ti es ser lo que Dios te hizo.


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