sábado, 2 de noviembre de 2013

Reflexiones VII

El amor en toda su expresión es una especie de locura, pero es persiguiendo con locura lo que queremos alcanzar como podemos hacerlo posible.

Vivir iracundos y enojados es atentar permanentemente contra nuestra creatividad y tal vez algo peor, condenarnos a vivir en la oscuridad, la soledad y la amargura.

Los verdaderamente sensatos son conscientes del efecto que pueden tener sus conductas, por ello son prudentes y desapasionados en la forma de comportarse.

Hay menos posibilidad de fracasar cuando nos entregamos totalmente en lo que hacemos; no es inteligencia lo que nos falla sino que nos imponemos hacer lo que no queremos.

Las diferencias entre humanos suelen ser superficiales, en el fondo somos más proclives a los mismos aciertos y errores.

El sexo nunca puede dar la satisfacción que cuando nos entregamos en un profundo amor.
El sexo no es el fin es apenas el comienzo de lo que puede proporcionarnos el amor.

Los que creen saber mucho en realidad saben poco, la idea del mucho saber los desmotiva a aprender, y el ego inflado se siente satisfecho haciendo alarde de lo que supuestamente sabe.


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