martes, 17 de diciembre de 2013

Reflexiones XV

La oración es la forma de conectarse con algo o alguien que consideramos o a quien atribuímos condiciones de divinidad. La condición sine qua non para que le atribuyamos algún efecto está determinada por la fe y nuestra credulidad en su magnificencia. La interpretación que otros le dan a la oración no debe tener influencia en el que ora.

Crecer significa tener condiciones de suficiencia como para no necesitar tanto la ayuda y orientación de los demás. Cuando el crecimiento es asertivo lo llamamos madurez; inmadurez es esperar que los demás le den respuesta y satisfagan nuestras necesidades.

Nunca deberíamos conformarnos con lo parcial o incompleto; vivir en la totalidad de lo que somos nos permite vivir a plenitud y satisfechos de nuestra realidad. Lo que llamamos neuróticos son aquellas personas que por la incapacidad de disfrutar su mundo interno oscilan entre sentirse insatisfechos o desgraciados.

Nos avergonzamos de las cosas que contrarían nuestro sentido de la moral o nuestra rectitud, habitualmente las reprimimos y las sacamos de la conciencia; reprimimos las acciones, las palabras o las ideas que nos pueden hacer entrar en conflicto con nosotros mismos. La represión tiende a evitar el conflicto afuera transformandolo en un conflicto interno. 


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