lunes, 7 de octubre de 2013

Reflexiones V

Hacer el amor es un absurdo. Hay que ser el amor si queremos vivir una vida plena, pletórica de sueños y esperanzas. El amor es algo que nos trasciende, un regalo de Dios, un atributo divino que Dios ha puesto al alcance del humano.
 
Nada que tiene vida puede permanecer en reposo absoluto, el reposo absoluto es una condición inhrente a la muerte, a la que por su naturaleza llamamos el reposo eterno; para el hombre lo deseable es una tranquilidad creativa.

La juventud se caracteriza por su flexibilidad y ductilidad, la rigidez e inflexibilidad son indice de envejecimiento. Con todas sus insuficiencias y desventajas es preferible llegar a viejo.
 
La gracia suele ser una atributo propio de la juventud, igualmente la inquietud y el movimiento; en cambio la vejez está diseñada para la quietud y el descanso, y obligada a portarse bién para no dar el mal ejemplo.
 
El miedo es el estímulo para mantenernos alerta en situaciones que amenazan sobrepasarnos, o que de alguna manera atentan contra la integridad y la vida.
 
En una sociedad permisiva nada es mejor ni peor, todo es lo que tiene y como tiene que ser ; un ambiente de tales características facilita un crecimiento sano y productivo.
 
Reconocer nuestra ignorancia no debería ser motivo de verguenza, sino un estímulo para superarla. El reconocimiento de nuestros defectos y minusvalías es la única forma de poder trascenderlos. 
 

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