domingo, 6 de octubre de 2013

Reflexiones IV

La risa es el testimonio de que hemos hecho de la vida un acontecimiento feliz. Los que nunca ríen y ni siquiera sonríen han hecho de la vida una condena.

Cuando aceptamos las cosas como van viniendo, podemos terminar haciendo de la vida una bendición, y los imprevistos que van llegando un estímulo para seguir creciendo.

No siempre la crítica es dañina, lo que puede ser dañina es la forma de encararla, la falta de tino con que la hacemos o el momento que escogemos para hacerla.

La mente crítica nos condena a vivir de espaldas a nosotros mismos, de esa manera nos incapacita para ser feliz. Cuando criticar se hace un hábito tendríamos que revisar la causa de nuestra infelicidad.

Hay momentos en que el ego nos abandona permitiédonos sentir vivencias orgásmicas; son los momentos más productivos de la vida, en los que podemos dejar constancia de haber vivido.

Quienes os enseñan a sentiros culpables, en mucho contribuyen a consolidar una personalidad depresiva. El afán de dominio de quienes nos educaron en mucho contribuyeron a volvernos indecisos y taciturnos.


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