Buscar a Dios
Habitualmente decimos que somos hijos de Dios, que somos hechos a su imagen y semejanza. Igualmente decimos que Dios está en todas partes, que todo cuanto existe es obra de Dios. Sin embargo, estando provistos de una condición divina en vez de sentirnos emperadores nos identificamos más con los desposeídos, con los mendigos, y reactivamente, pasamos la vida atesorando cosas.
En realidad todo hombre es un emperador, pero no se da cuenta de ese hecho. No mira hacia su interior, allí donde Dios se pone en contacto con su naturaleza humana. No mira hacia su origen, a la inocencia, al regreso a su condición primigenia.
Nadie ha llegado jamás a Dios por la razón; no puedes buscar a Dios, toda búsqueda es un ejercicio de la mente, una pretensión del ego y paradójicamente, el ego es la barrera.
Dios es incognoscible, Dios puede ser experimentado y vivido pero no puede ser conocido, no se puede reducir a una hipótesis, no puedes creer en El. Dios es y seguirá siendo un misterio como la muerte. Quisiera vivir en la convicción que al morir, rendido el ego, desaparecido el conocedor, se pierda para siempre en lo incognoscible. Y HAYA UN REENCUENTRO CON EL CREADOR.
